El 11 de septiembre de 2001, millones de personas en todo el mundo vieron horrorizados los abominables actos de terrorismo cometidos contra el pueblo de los Estados Unidos.
Los familiares de las víctimas de la voladura del avión de Cubana de Aviación en Barbados, que presenciamos a través de las imágenes de televisión el execrable crimen, nos estremecimos; el dolor y la pena que nos han acompañado durante casi tres décadas se multiplicaron, al ver como nuestra dolorosa experiencia se reeditaba en nuevas personas inocentes.
Nuestros seres queridos no pudieron compartir momentos trascendentales de nuestras vidas, es imposible revivirlos, la única manera de honrar su memoria y acabar con el estigma del terrorismo, es logrando que los responsables de esos actos, sientan sobre si, el peso de la justicia.
En septiembre de 1976, el Gobierno de los Estados Unidos conoció con antelación los preparativos del sabotaje a un avión civil de Cubana, a nadie alertaron, nada hicieron por impedir el acto terrorista.
El 6 de octubre del 2006, se cumplirán 30 años del abominable crimen contra pasajeros inocentes que viajaban en una aeronave de la línea Cubana de Aviación, en ese acto terrorista murieron 73 personas, de ellas 57 ciudadanos cubanos. Hasta hoy los familiares de las víctimas de la artera acción terrorista, el pueblo de Cuba y la comunidad internacional, aún esperan porque se haga justicia.
A diferencia de los familiares de las víctimas del 11 de septiembre, quienes no conocen el “oscuro paradero” de Bin Laden, nosotros si sabemos donde están los asesinos de nuestras familias, quiénes los protegen, quiénes les brindan refugio.
Los terroristas que asesinaron a nuestras familias están en los Estados Unidos, uno de ellos, Orlando Bosh, se pasea libremente por las callles de Miami y frecuentemente declara a los medios de prensa con jactancia, que no siente el menor rubor ni remordimiento y que si tuviera que volar otro avión civil en pleno vuelo, lo haría de nuevo.
El otro connotado terrorista internacional, Luis Posada Carriles, detenido en la actualidad en una prisión de inmigración de los Estados Unidos, declaró en 1998 a un importante diario de ese país -con total cinismo y desprecio por la vida humana-, que sus acciones de terrorismo y muerte no le impedían dormir como un bebé.
Hoy es más cierta que nunca la posibilidad de que se cometa una nueva afrenta a la lucha real contra el terrorismo, a la memoria de nuestros seres queridos y de las víctimas del 11 de septiembre. Indignación y estupor nos provocó conocer que en momentos en que el pueblo norteamericano y el mundo conmemoramos el quinto aniversario de aquel alevoso acto terrorista, el magistrado federal Norbert Garney recomendó al juez federal Philips Martínez dejar en libertad al terrorista confeso Luis Posada Carriles.
Los argumentos esgrimidos por el magistrado no nos sorprenden, al igual que hace 30 años, cuando el gobierno de los Estados Unidos decidió tomar un asiento como espectador para ver explotar en los cielos un avión civil, hoy vuelven a optar por la inacción, su Procurador General decide no entregar las numerosas pruebas que el gobierno norteamericano posee y que revelan la naturaleza terrorista de Luis Posada Carriles, espera de manera impasible, que el terrorista sea premiado con la libertad.
El Presidente George W. Bush, dijo el 27 de abril del 2005: "Si alguien protege a un terrorista, si alguien apoya a un terrorista, si alguien alimenta a un terrorista, es tan culpable como los terroristas". Entonces nos preguntamos: ¿Qué son Orlando Bosh y Posada Carriles? y ¿quién los protege? Son terroristas de la peor especie y son protegidos por el gobierno de los Estados Unidos.
Nosotros, familiares de las victimas del sabotaje a un avión civil en pleno vuelo, exigimos a la administración Bush que haga cumplir sus propias leyes y los tratados internacionales de los cuales son signatarios, que honre la memoria de sus propias víctimas del 11 de septiembre.
No cejaremos en nuestros empeños porque los terroristas comparezcan ante la justicia, no cejaremos en nuestros empeños por rechazar la hipocresía y la doble moral del Gobierno de los Estados Unidos, que defiende la supuesta existencia de un terrorismo bueno y otro malo, y mientras no se haga la Justicia, que nadie lo dude, haremos temblar la Injusticia.
COMITÉ DE FAMILIARES DE LAS VÍCTIMAS DE LA VOLADURA DEL AVIÓN CUBANO EN BARBADOS.