Por: Yahima Batista Turruelles
… el viento apaga la pequeña vela, pero reaviva las cenizas del fuego hasta formar grandes llamas...
De cenizas a llamas serían las palabras del líder Fidel Castro, al proclamar el carácter socialista de la Revolución aquel 16 de abril 1961 ante la gigantesca manifestación a escasos metros del cementerio Colón, durante el entierro de las víctimas del bombardeo al aeropuerto de Ciudad Libertad y próximo a entrar en combate con el enemigo agresor en Playa Girón al que el pueblo haría añicos en sólo 72 horas.
Los intentos de la CIA y el Pentágono quedarían siempre frustrados porque la Revolución cubana tiene detractores, pero al unísono posee grandes defensores. Los primeros porque no la conocen y la carencia de criterio propio les hace repetir lo que oyen. Solo para aquellos que en realidad cuentan con pensamiento individual y de hecho, han abierto sus ojos a la verdad, la aman intensamente.
¿Y qué es Socialismo? Sino establecer como primer artículo en la constitución de la República lo siguiente: Cuba es un Estado Socialista de trabajadores, independiente y soberano, organizado por todos y para el bien de todos, como república unitaria y democrática para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo, y la solidaridad humana.
Socialismo es además, empleo seguro, salud educación, cultura general, seguridad y asistencia sociales, incorporación de la mujer a la sociedad y tener la certeza de un sistema que permite a todos, la participación en la vida política, social y económica del país donde vive, sin ningún tipo de preferencias y distinciones.
Los cubanos vivimos seguros de la unidad indestructible que poseemos, la que nos apega al socialismo y nos asegura la negativa de volver al capitalismo.
Al desmoronarse el campo socialista, la Isla se vio sumida en una etapa difícil de periodo especial. Era la súbita desaparición de los principales socios con los que Cuba tenía cerca del 85 por ciento de las relaciones comerciales.
No obstante los cubanos estábamos preparados para resistir ese golpe y el tiempo lo ha demostrado. Un capital humano de competencia como el nuestro, no existe en otro lugar del mundo.
Sobran los ejemplos, el pueblo se crece ante las dificultades. En junio del 2002, 8 198 237 cubanos plasmaron su firma para que se inscribiera en la Constitución que el socialismo en Cuba es irrevocable y no exista ningún tipo de negociación con cualquier nación extranjera, bajo presión o amenaza alguna.
Hoy, cuando aún quedan ciegos que no han podido ver la luz del socialismo cubano, porque su pobreza de espíritu, los empequeñece, si seguimos avanzando como dice Fidel: ¡Vamos bien!... demostraremos siempre que el Socialismo llegó para quedarse, como la llama inapagable, que resiste todos los vientos.